El haiku (俳句?), en español frecuentemente jaiku (siguiendo la transcripción fonética directa), es una forma de poesía tradicional japonesa. Consiste en un poema breve, generalmente formado por tres versos de cinco, siete y cinco moras respectivamente. Comúnmente se sustituyen las moras por sílabas cuando se traducen o componen en otras lenguas. La poética del haiku generalmente se basa en el asombro y el arrobo que produce en el poeta la contemplación de la naturaleza.
Características
Formales
El haiku tradicional consta de 17 moras (unidad lingüística de menor rango que la sílaba) dispuestas en tres versos de 5, 7 y 5 moras, sin rima.[5] [6] Excepcionalmente puede tener entre 16 y 23 moras, en cuyo caso se denomina hachô (haiku de metro roto). El haiku contemporáneo es más libre dentro de la brevedad, y se aproxima a la métrica de 17 moras.[7]Suele contener tanto una palabra clave denominada kigo (季語?), que indica la estación del año a la que se refiere, como una cesura o pausa verbal, conocida como kire, que separa a un haiku en dos imágenes contrastantes. El kigo suele situarse en el primer verso. Sin embargo, hay haikus que carecen de kigo (mu-kigo), pero que tienen 'sabor a haiku', haimi.
Contenido
El haiku describe generalmente los fenómenos naturales, el cambio de las estaciones y la vida cotidiana de la gente. Su estilo se caracteriza por la naturalidad, la sencillez (no el simplismo), la sutileza, la austeridad, la aparente asimetría que sugiere la libertad y con esta la eternidad.En la base del haiku hay una percepción directa de las cosas, apegada a lo sensible y libre de conceptos abstractos. Blyth lo define como «una mera nada, pero inolvidablemente significativa».[8]
Para Vicente Haya, «la palabra humana que se transforma en haiku es la expresión de un silencio profundo y ancestral que es previo y posterior a nuestra existencia como criaturas».[9]
La piedra angular del haiku es el aware, una emoción profunda provocada por la percepción de la naturaleza. A menudo se trata de una emoción melancólica (el poeta, contagiado por el sufrimiento de los seres, siente su tristeza y de ahí nace su poesía), pero también la alegría exultante puede ser aware. Se trata de una conmoción espiritual, que es a la vez estética y sentimental.
Para que el aware sobreviva a través de las palabras, es preciso que el haijin (el poeta que escribe haiku) se elimine del proceso. En el haiku genuino se produce una comunicación análoga a la no verbal (el haragei, arte de comunicarse sin palabras), sin confusión ni ruido.
El haiku tal como se consolidó tras Bashô y Onitsura (siglo XVII) se concibe como un instrumento para el desarrollo espiritual. Tras ellos, hay un antes y un después en el mundo del haiku.
Rodríguez Izquierdo afirma:
Bashoo trató de iniciarles en su poesía, pero con una aspiración superior a la meramente literaria. De hecho, es poco probable que Bashoo se preocupara por la literatura como tal. Su intento trasciende este ámbito, y se dirige a enseñar el haiku como un camino de vida. Es típica esta concepción japonesa de las artes como caminos de ascesis espiritual.Vicente Haya afirma
Rodríguez Izquierdo[10]
El haiku japonés es una vía espiritual (dô), un modo del entrenamiento del yo, un proceso de despertar de los sentidos, de atención, de naturalidad, de autenticidad, de paciencia, de desprendimiento,de extinción de la vanidad... y hasta del yo. Los maestros de haiku enseñan que el poeta debe eliminarse de su poesía para que sus versos capten la esencia dinámica de la realidad


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