lunes, 29 de julio de 2013

HAIKUS




El haiku (俳句?), en español frecuentemente jaiku (siguiendo la transcripción fonética directa), es una forma de poesía tradicional japonesa. Consiste en un poema breve, generalmente formado por tres versos de cinco, siete y cinco moras respectivamente. Comúnmente se sustituyen las moras por sílabas cuando se traducen o componen en otras lenguas. La poética del haiku generalmente se basa en el asombro y el arrobo que produce en el poeta la contemplación de la naturaleza.

Características

Formales

El haiku tradicional consta de 17 moras (unidad lingüística de menor rango que la sílaba) dispuestas en tres versos de 5, 7 y 5 moras, sin rima.[5] [6] Excepcionalmente puede tener entre 16 y 23 moras, en cuyo caso se denomina hachô (haiku de metro roto). El haiku contemporáneo es más libre dentro de la brevedad, y se aproxima a la métrica de 17 moras.[7]
Suele contener tanto una palabra clave denominada kigo (季語?), que indica la estación del año a la que se refiere, como una cesura o pausa verbal, conocida como kire, que separa a un haiku en dos imágenes contrastantes. El kigo suele situarse en el primer verso. Sin embargo, hay haikus que carecen de kigo (mu-kigo), pero que tienen 'sabor a haiku', haimi.

Contenido

El haiku describe generalmente los fenómenos naturales, el cambio de las estaciones y la vida cotidiana de la gente. Su estilo se caracteriza por la naturalidad, la sencillez (no el simplismo), la sutileza, la austeridad, la aparente asimetría que sugiere la libertad y con esta la eternidad.
En la base del haiku hay una percepción directa de las cosas, apegada a lo sensible y libre de conceptos abstractos. Blyth lo define como «una mera nada, pero inolvidablemente significativa».[8]
Para Vicente Haya, «la palabra humana que se transforma en haiku es la expresión de un silencio profundo y ancestral que es previo y posterior a nuestra existencia como criaturas».[9]
La piedra angular del haiku es el aware, una emoción profunda provocada por la percepción de la naturaleza. A menudo se trata de una emoción melancólica (el poeta, contagiado por el sufrimiento de los seres, siente su tristeza y de ahí nace su poesía), pero también la alegría exultante puede ser aware. Se trata de una conmoción espiritual, que es a la vez estética y sentimental.
Para que el aware sobreviva a través de las palabras, es preciso que el haijin (el poeta que escribe haiku) se elimine del proceso. En el haiku genuino se produce una comunicación análoga a la no verbal (el haragei, arte de comunicarse sin palabras), sin confusión ni ruido.
El haiku tal como se consolidó tras Bashô y Onitsura (siglo XVII) se concibe como un instrumento para el desarrollo espiritual. Tras ellos, hay un antes y un después en el mundo del haiku.
Rodríguez Izquierdo afirma:
Bashoo trató de iniciarles en su poesía, pero con una aspiración superior a la meramente literaria. De hecho, es poco probable que Bashoo se preocupara por la literatura como tal. Su intento trasciende este ámbito, y se dirige a enseñar el haiku como un camino de vida. Es típica esta concepción japonesa de las artes como caminos de ascesis espiritual.
Rodríguez Izquierdo[10]
Vicente Haya afirma

El haiku japonés es una vía espiritual (), un modo del entrenamiento del yo, un proceso de despertar de los sentidos, de atención, de naturalidad, de autenticidad, de paciencia, de desprendimiento,de extinción de la vanidad... y hasta del yo. Los maestros de haiku enseñan que el poeta debe eliminarse de su poesía para que sus versos capten la esencia dinámica de la realidad


Haikus Japoneses
Un haikú o jaiku es una estrofa poética originaria de la literatura japonesa clásica que pretende expresar en sólo tres versos un sentimiento breve y sincero , surgido normalmente ante la contemplación de la naturaleza o también ante sentimientos sobre el amor, la muerte, la enfermedad, el dolor o ante cualquier momento vivido. A continuación se adjuntan algunos haikús de Masaoka Shiki, uno de los autores japoneses más famosos por este tipo de poesía. Este autor que murió muy joven pasó la mayor parte de su juventud postrado en la cama a raíz de una enfermedad . Refleja en su escritura toda esta experiencia vivida.
Estos poemas se pueden repartir entre los niños y niñas, leerlos, comentarlos y por último ilustrarlos y si se quiere se puede realizar un mural.
EJEMPLOS:
Ver Dibujos de los-as niños-as
Qué distinto el otoño
Para mí que voy
Para ti que quedas.
Ver Dibujos de los-as niños-as
Sobre las hojas verdes
Que cubren la montaña
El sol pasea.
Ver Dibujos de los-as niños-as
Llega el otoño
Paso los días pintando
Flores y yerbas.
Ver Dibujos de los-as niños-as
Camino caluroso
Sobre esa piedra
Descansan todos.
Ver Dibujos de los-as niños-as
Confusas
Entre los pétalos
Alas de pájaros.
Ver Dibujos de los-as niños-as
Nos separamos
Y ahora me quedo solo
A la sombra del árbol.
Ver Dibujos de los-as niños-as
Volvió de la comedia
Pero aún no se ha quitado
Las ropas de fiesta.
Ver Dibujos de los-as niños-as
Corté una rama
Y clareó mejor
Por la ventana.
Ver Dibujos de los-as niños-as
Agotó el camino del verano
Y se interna en la montaña
Tirando del carro.
Ver Dibujos de los-as niños-as
 
La hierba reverdece
Sin ayuda de nadie
La flor florece.
Ver Dibujos de los-as niños-as
En medio del estanque
Recobra la vida
Una hierba.
Ver Dibujos de los-as niños-as
Lluvia de primavera
Bajo el paraguas
Mirando la tienda.
Ver Dibujos de los-as niños-as
Primavera
En la hierba tumbado
Hojas repaso.
Ver Dibujos de los-as niños-as
En el pedregal
Doblegada y lánguida
La manzanilla.
Ver Dibujos de los-as niños-as
Se ve nevar
Por el agujero
De la puerta.
Ver Dibujos de los-as niños-as
Revuelo de mariposas
Trocando caminos
Y canciones de cuna.
Ver Dibujos de los-as niños-as
Rostro cuarentino
Labios de carmín
Estrenando el año.
 
 
La experiencia que se ha llevado a cabo con los haikús es tratar de conjugar el lenguaje literario y el artístico, y los alumnos – normalmente los de tercer ciclo- expresan a través de un dibujo lo que han experimentado ante la lectura del haiku que les haya correspondido. Por supuesto, antes de comenzar la ilustración de estos poemas tiene que haber en el aula un ambiente motivador capaz de romper con inhibiciones a la hora de expresarse.























LECTURA DEL VERANO




Jonas Jonasson (Salamandra Editorial)
Título original: Hundraåringen som klev ut genom fönstret och försvann
Traducción del sueco por Sofía Pascual Sape
414 Páginas – 19 €



Hay títulos que nos deciden a interesarnos por ciertas obras. Y este es uno de ellos. El acierto en elegir una buena frase o dos palabras que seduzcan a un posible comprador es un asunto bastante serio que las editoriales tendrían que estudiar a fondo. No sé si el título de la obra fue impuesto por la editorial sueca que tuvo la suerte de publicarlo -ya ha vendido un millón de copias de esta novela-, aunque me inclino a pensar que fue el propio autor el que lo puso. Lo cierto es que “El abuelo que saltó por la ventana y se largó” es quizás la novela más divertida que he leído en años. Y su estructura no es nada fácil, cosa que suele ocurrir con las obras que navegan en clave de humor.
Allan Karlsson es un viejo con muchas ganas de vivir que, el día en el que cumple cien años, y poco antes de una fiesta que le van a preparar en el asilo en el que vive, se fuga dando un salto por la ventana. Después de muchos esfuerzos llega a una estación de autobuses en donde compra un billete para un pueblo cualquiera, da lo mismo el que sea, lo importante es huir. Pero el azar hace que un chiquito bastante maleducado le pida vigilar una maleta mientras va a los aseos. De repente aparece el autobúa que ha de coger. Y Allan, ni corto, ni perezoso, se monta en él llevándose esa gran maleta. Poco sospecha que ese acto le va a cambiar la vida ya que dentro de ella hay 50 millones de coronas obtenidas de manera no muy legal.
“El abuelo que saltó por la ventana y se largó” es una comedia al estilo inglés, con multitud de gags, y que se devora desde la primera hasta la última página. Y es que, si el público en general, ese que se deja aconsejar por las revistas “literarias”, se cree que en los países nórdicos sólo se escribe novela negra he de decirles que están muy equivocados. A la continua repetición de clichés sobre temas negros de autores acabados en larssen, lerssen o lirssen, o de cualquier otro sufijo, y que usan sus editoriales como símbolo de calidad de sus obras les queda poca vida. El tema NNN (novela negra nórdica) está ya tan explotado que los lectores buscan algo totalmente diferente. No es de extrañar que esta divertida novela se haya alzado, además de con premios tales como el del gremio de los libreros o mejor novela del año, con el favor del público lector, lo que la ha hecho llegar a tener unas ventas millonarias como nunca se recuerdan. Pero es que esta novela es muy, pero que muy buena. Incluso me atrevería a decir que mejor que cualquiera de las de su vecino de península Arto Paasilinna. O que todas ellas juntas.
Y es que es verdaderamente difícil hacer una comedia que no decaiga y que tenga claros valores de estilo. Y los tiene en gran medida. Frente a las dos líneas narrativas, la huida hacia adelante del viejecito, al que cada vez le acompaña más gente implicada en el robo, se le une otro hilo argumental increíblemente endiablado que parte de la vida del padre de Allan y continúa con su periplo vital a través de países y mandatarios de todo el siglo XX.   Y es que en este relato el protagonista recorre la historia del mundo pasando desde la revolución bolchevique hasta a llegar a salvar al general Franco en un atentado, codearse con Harry Truman, poner de los nervios a Stalin, idear la bomba atómica, ser atrapado por los fundamentalistas iraníes al huir de las tropas de Mao o compartir con Glenn Miller el secreto de ser este músico un nazi convencido. En fin, una locura tras otra pero, con una maestría a la hora de hilar las historias, como pocos escritores de hoy en día. El autor confiesa su admiración por Márquez y sus “Cien años de soledad” (su novela le debe bastante, incluso estilísticamente hablando) y por España, ya sea por su historia, reflejada en varios capítulos de la trama, o por la devoción que siente por Lorca o Cela, al que nombra con su “Familia de Pascual Duarte”. En fin una obra que rezuma inteligencia, buen hacer y diversión a raudales.
Jonas Jonasson nació en 1962 en Växjö, una pequeña ciudad del sur de Suecia. Tras una larga carrera como periodista, consultor de medios y productor de televisión, Jonasson decidió empezar una nueva vida y redactar la novela que llevaba años queriendo escribir. Se instaló entonces en Ponte Tresa, una pequeña ciudad junto al lago de Lugano, en Suiza, donde escribió El abuelo que saltó por la ventana y se largó. En la actualidad, Jonasson vive en Suecia, en una pequeña isla en el mar Báltico.
Si hay un buen libro actual, bien escrito, original y que nos va a hacer pasar increíbles ratos de diversión y entretenimiento, ese es “El abuelo que saltó por la ventana y se largó”. Sin lugar a dudas.